No se informa ni se comenta públicamente. Pero los gobiernos de la Unión Europea y EEUU negocian en el más absoluto secreto un tratado de libre comercio entre ambas potencias. Lejos de luz y taquígrafos, casi inexistente para periódicos e informativos de radio y televisión, solo los gobiernos y algunas multinacionales saben qué se cuece.
Cuando se ha filtrado algo al rtespecto, solo se ha hablado de las grandes ventajas del tratado. Como aumentar un 1% el PIB de la Unión Europea, 110.000 millones de euros para las haciendas europeas y 95.000 millones de dólares para la de EEUU… Cálculos de macro economía en los que nunca figuran impactos negativos laborales, sociales o medioambientales.
No hay tales ventajas y beneficios como pretenden pues disponemos de precedentes esclarecedores. En América Latina, en los noventa, EEUU quiso establecer un área de libre comercio con Centroamérica y Sudamérica. Con el mantra del libre comercio que todo lo enriquece, ese multilateral tratado, que no se logró, era imponer el credo neoliberal, las nefastas medidas del Consenso de Washington. Políticas para el descarado beneficio de las élites económicas y financieras.
Al no conseguirlo, EEUU negoció y firmó tratados bilaterales con Colombia, Perú, Chile y un tratado con México y Canadá. Como dan fe las hemerotecas, este último tuvo consecuencias devastadoras para los sectores agrícola e industrial mexicanos, provocó una intensa y abundante migración de México hacia EEUU y limitó las posibilidades de desarrollo de aquel país. No le fue mucho mejor a Perú, Colombia y Chile, que han visto crecer sus cotas de desigualdad y no eliminan la pobreza histórica.
Para conocer qué puede significar el tratado de Europa con EEUU, disponemos además de un antecedente próximo; la negociación del tratado de libre comercio de EEUU con once países costaneros del Pacífico, desde Japón hasta Nueva Zelanda.
WikiLeaks ha conseguido y publicado un borrador de ese Tratado de Asociación Transpacífico y no pinta bien. Para empezar, pretende que los servidores de Internet actúen como policías y jueces que eliminen contenidos de la Red si parecen perjudican los derechos de autor. Más una especie de tribunales internacionales en defensa de tales derechos que ignorarán las soberanía y tribunales nacionales.
En ese tratado, EEUU pretende implantar las posturas más reaccionarias sobre propiedad intelectual así como su perversa aplicación en la industria farmacéutica. De lograrlo, el tratado Transpacífico provocará un aumento de precio de muchos medicamentos e impedirá el acceso universal a ellos. Incluso pretenden que se patenten procedimientos médicos; es decir, intervenciones quirúrgicas o métodos de diagnóstico serían propiedad de alguien y no podrían ser utilizados universalmente por los centros sanitarios públicos, salvo que paguen a la entidad o empresa dueña de la patente.
Hay mucho más, pero sirva lo dicho como botón de muestra.
En Europa, la Comisión Europea reconoce el dañino impacto comercial que provocará el tratado de libre comercio en los sectores de producción de carne, fertilizantes, bioetanol, azúcar, maquinaria eléctrica, equipos de transporte, metalurgia, productos de madera, papel y comunicaciones. Según la práctica y lógica neoliberales, esos sectores aplicarán duros ajustes para competir con EEUU, ajustes que se traducirán en millones de trabajadores al paro.
Además EEUU quiere eliminar o reducir severamente las leyes de protección social y del medio ambiente, más exigentes en Europa. Por no hablar de la grave amenaza del tratado para la libertad de expresión en Internet a cuenta de la presunta protección de los derechos de autor.
Y, aún peor, el tratado crearía un arbitraje especial para atender las demandas de las corporaciones e inversores internacionales contra los gobiernos europeos cuando consideren que tienen menos beneficios por culpa de sus leyes de salud pública, medio ambiente o protección social. Sin olvidar un estudio de Thirlwall y Penelope Pacheco-López que muestra que “no hay evidencia de que los tratados comerciales hayan mejorado la vida de los ciudadanos de los países firmantes«. ¿Entonces?
Por más que se vista de seda, el Tratado de libre comercio entre la Unión Europea y EEUU (como el Transpacífico, como el de México) busca la total desregulación e intocable libertad para las corporaciones multinacionales en su insaciable búsqueda de beneficios.
Lo ha dicho Stiglitz: una zona de libre comercio entre EEUU y Europa significa un comercio desigual y predador al servicio de la élite económica. En Costa Rica, una gran movilización social impidió la firma de un tratado bilateral de comercio. Ese parece el camino, aunque no sea fácil.