Exabrupto 1 (o reviento)

Hola a todas y todos quienes me hacéis la merced de leerme alguna que otra vez.

Para que mi indignación no derive en cabreo (que es otra cosa que estar indignado y muy esteril cuando no algo peor), al informarme cada día sobre lo que ocurre en nuestra Europa (que por cierto no es la de ellos), en mi país, en mi zona y ciudad, creo haber encontrado un método terapéutico. Consiste en escribir sin paños calientes, pero sin pasarse (que para eso mi padre me matriculó en aquellos años oscuros en una escuela de pago para que me desasnaran), cuando me entero de alguna salvajada, injusticia que clama a los cielos o canalladas varias que nos afectan a todos los ciudadanos, a minorías, a mayorías o a grupos.  Este es mi primer exabrupto:

Última hora: La Comisión Europea (el Ejecutivo de la Unión Europea) exige a España más recortes (y por tanto más violaciones de derechos) en las Comunidades Autónomas, subir el IVA y adelantar la fecha para que los trabajadores y trabajadoras se jubilen más viejos. A cambio la susodicha Comisión dará al país un año más para reducir el déficit al 3% del PIB.

Dicho de otro modo: no dará facilidad alguna para alcanzar el maldito déficit programado si España no se pliega a sus exigencias. A mi eso me suena a… ¿extorsión?

La Comisión también quiere mayor ajuste de precios de la vivienda, pero no para que haya más viviendas en alquiler a precios razonables ni para garantizar el derecho humano a la vivienda. No. Lo quiere para que se vendan esos millones de pisos vacíos que no compra ni dios, propiedad de grandes inmobiliarias arruinadas y de bancos y cajas de ahorro que se pillaron los dedos con la burbuja inmobiliaria para que el sector financiero español no se vaya al garete por culpa del ladrillo.

La dicha Comisión también quiere que se aplique a rajatabla la reforma laboral. Es decir, dejar a los trabajadores con las vergüenzas al aire y sin derechos cuanto antes.

En realidad, esas exigencias son una autentica declaración de guerra contra la clase trabajadora, contra  la ciudadanía.  Ciudadanía y clase trabajadora que les importa un rábano y a los hechos me remito. Por cierto, uno de los vicepresidentes de la Comisión es el español Joaquín Almunia que dice ser socialista. Y ahí lo tenéis, defendiendo a capa y espada los intereses de apenas medio millón de ricos privilegiados que son los que mangonean Europa en su exclusivo beneficio contra los intereses de más de 500 millones de ciudadanos y ciudadanas. Un miembro del criptofranquista Partido Popular en su lugar no sería más reaccionario.

Lo del número de privilegiados que mangonean para sí es cálculo de los ricos que hay según el Nobel de economía, Paul Krugman, quien asegura que no son el 1%, como dicen los compañeros y compañeras de Occupy Wall Street al otro lado del charco, sino solo el 0,1%. Por tanto en Europa son medio millón mal contados.

¿Os parece de recibo que los intereses, lujos y otras suciedades de esa muy reducida minoría primen sobre los derechos humanos de 500 millones de europeos y europeas? A mí, no, por supuesto. Cada vez creo más en la vía islandesa y argentina. Tanto Argentina como Islandia dejaron de pagar la deuda pública hasta que les fuera mejor y además en las condiciones que les convinieran; los islandeses, además, dejaron caer a sus bancos y allá ellos. Y, sin ser como para echar cohetes, a las ciudadanías de ambos países les va mucho mejor que a las de España, Portugal, Grecia, Irlanda e Italia por ejemplo.

Y volviendo a Almunia y otros políticos de su jaez (que sirven a quien sirven), como decía mi abuela Flora, que en paz descanse, ese no comió caliente hasta que se metió en política. No hay nada peor que un piojo resucitado.

Habrá más exabruptos que procuraré sean sugerentes y esclarecedores.

El necesario 15 M

Al año del nacimiento del 15-M, contra todo pronóstico agorero, el movimiento está vivo; más vivo que nunca. Como ha denunciado Manuel Castells, “la situación empeora y los gobiernos, indiferentes a la protesta ciudadana, aplican arrogantes las recetas de la austeridad y hacen pagar a la ciudadanía la crisis que ha sido cosa de financieros y políticos”. Y esa situación carga de razón al 15-M. Lo hace necesario y lo hace crecer.
Y es que los neoliberales europeos, encabezados por Ángela Merkel, no se contentan ya con la austeridad fiscal que destroza Europa: exigen la “devaluación interna”. En plata, rebajar los salarios; algo que,por cierto, ya hacen. Entre 2010 y 2012, los salarios han sufrido una rebaja real superior al 20% en Grecia, al 10% en Portugal e Irlanda y al 6% en España. Pero los ajustes y recortes sociales y salariales no logran que haya “confianza” y la economía se deshace. ¿Os dais cuenta de qué calaña es la minoría rica que invierte? ¡Para que haya “confianza” se ha de arruinar la mayoría ciudadana! Realmente esto es Chicago años 30.
Por suerte está el 15-M. Un movimiento plural, de denuncia y protesta, abierto, ciudadano, democrático, a largo plazo, que ha saltado a Europa y Estados Unidos. Sin líderes ni jefes, con gente de todas las edades, ha puesto en evidencia cuestiones tabú como la falta real de democracia, la traición de la mayoría de los muy privilegiados representantes políticos y la codicia criminal del sector financiero, responsable de la crisis. Un movimiento que exige que los ciudadanos decidan las cuestiones importantes. Reivindicación que hoy es posible por el desarrollo de la informática, la telefonía celular e Internet.
Gracias al 15-M la gente enfrenta la crisis colectivamente, no en soledad. Porque de las acampadas pasaron a formar asambleas ciudadanas democráticas en poblaciones, barrios o distritos. Esas asambleas han trabajado y generado miles de actividades durante todo un año. Cada semana, miles de hombres y mujeres se reúnen en asamblea en sus barrios o poblaciones para estudiar qué ocurre, para denunciar atropellos e injusticias, para buscar soluciones, para elaborar alternativas. Cientos y cientos de reuniones y asambleas. Realmente, en su primer año el 15-M ha pasado de la indignación a la acción.
Además, cada organización, grupo o asamblea integrados en el 15-M se marca fines y objetivos propios. Democracia Real Ya!, por ejemplo, busca eliminar privilegios de la clase política, que las entidades bancarias estén bajo control y establecer un sistema fiscal justo y progresivo… En ‘Afectados por la Hipoteca’, la prioridad es el derecho a la vivienda, que empieza por la abierta defensa de los amenazados por desahucios. La defensa de la sanidad y la educación públicas son objetivos de redes y plataformas muy activas por todo el país. Una auditoria ciudadana de la deuda está en marcha…
Y al calor del 15-M han nacido cooperativas diversas, de intercambio de cosas necesarias o de servicios. Hay grupos de trabajadores que recogen alimentos excedentes de comercios y restaurantes y los reparten entre los ciudadanos más necesitados; se organizan huertos ecológicos que reduzcan la dependencia alimenticia; se montan mercadillos de trueque sin que medie dinero, se forman brigadas de vigilancia de derechos humanos para frenar operaciones policiales contra inmigrantes, se forman cooperativas de deudores unidos para responder en bloque a los bancos que los machacan, se asesora a las desempleados, se promueve y apoya el empleo cooperativo… Todo es 15-M.
Les han acusado de dispersión, pero cada día saben más lo que quieren. El llamamiento en el primer aniversario del 15-M ha sido tan concreto como esto: “Ni un euro más para rescatar bancos; educación y sanidad públicas de calidad; no a la precariedad laboral, no a la reforma laboral, por una vivienda digna garantizada y una renta básica universal”. Todo un programa de cambio.
Pero, como dice Manuel Castells, el 15-M tendrá que ser más creativo. Debe encontrar nuevas formas de resistencia, de desobediencia civil que la ley deba proteger (porque la ley justa ha de proteger los derechos de la gente, incluido el derecho a protestar y desobedecer). Y ha de construir nuevos y viejos canales de comunicación directa con la ciudadanía, sometida al bombardeo implacable y manipulador de los grandes medios, para ganársela… La expansión continúa. El 15-M es un éxito real de la sociedad civil. Democrático, abierto y transparente. Por fortuna tenemos el 15-M. Otro día hablamos de errores y de lo que quizás se podría enmendar.

 

Gobiernos ilegítimos y ciudadanía

En España, Rajoy prometió no abaratar el despido, pero lo ha abaratado; además, deja desprotegidos del todo a los trabajadores. ¿Quieren saber la verdad sobre la “elogiada” reforma laboral española? La revela la publicidad de una empresa que organiza seminarios para empresarios. Su jubiloso anuncio dice: “Saque para su empresa el máximo partido a la Reforma Laboral de 2012. ¿Despido más barato? Ahora sí que sí. Despidos colectivos solo por decisión del empresario. Reducción de salarios, por fin una posibilidad real. Despidos objetivos por causas económicas, fáciles de justificar…” Literal. No es broma.

Rajoy aseguró que no subiría impuestos, pero enseguida aumentó el impuesto sobre la renta y subirá el IVA. Rebaja el presupuesto para medidas contra el desempleo y las ayudas para acceder a la vivienda. Se congela el sueldo de los funcionarios, se recortan los presupuestos de sanidad y educación, expulsan de la Sanidad pública a inmigrantes y jóvenes en paro de más de 26 años, suben las tasas universitarias, menos dinero para becas, 34% menos para investigación… Y además “liberalizarán” servicios, infraestructuras y transportes. Es decir, privatizarán o entregarán lo que es de todos a la minoría de siempre a precio de saldo. El colmo ha sido que el presidente español haya reconocido que “si tengo que subir el IVA, lo subiré aunque haya dicho que no lo iba a hacer”. ¡Increíble!

Lo único importante es reducir el déficit, hacer reformas “estructurales” (retrocesos sociales y violación masiva de derechos) y ayudar al sector financiero. A la ciudadanía, que le den morcilla.
El Partido Popular ha incumplido por completo el programa electoral que “vendió” en campaña. Pero no es el único. Y, en democracia, un programa electoral es un contrato con la ciudadanía.
El incumplimiento del programa electoral y la ocultación de qué hace y piensa hacer este gobierno lo aparta de parámetros democráticos y lo priva de cualquier legitimidad.

La democracia no es ni puede ser un ritual de mercadotecnia. Se vota para delegar el poder de la ciudadanía a representantes que, a su vez, eligen un ejecutivo. Y este ha de cumplir su compromiso electoral sobre la base del respeto de los derechos de la ciudadanía. No hay otra.

Por supuesto no es solo un problema español. No recordaremos qué ocurre en Grecia, Portugal, Italia o Irlanda para demostrarlo; solo una declaración a The Wall Street Journal de Draghi, presidente del BCE, que deja muy claro de que palo va esta gente y sus intenciones reales: “El modelo social europeo está muerto y quien dé marcha atrás en los recortes presupuestarios provocará una sanción inmediata de los mercados”. Una auténtica declaración de guerra.

Ni soberanía, ni constituciones, ni parlamentos, ni derechos, ni democracia. Solo mercados con sus obscenos beneficios. Como dice Ignacio Ramonet, en la Unión Europea hoy no existe voluntad alguna de enfrentarse a los mercados. No solo es mediocridad e incompetencia de los gobiernos, que también, sino servidumbre a esos mercados. En Europa se gobierna para servir a los intereses de los bancos de inversión, compañías aseguradoras, fondos de pensión, fondos especulativos de alto riesgo, grandes corporaciones y grandes fortunas. Esos son los mercados.

Europa era la región donde el salvajismo del capitalismo se frenaba y atemperaba con las políticas sociales del llamado estado de bienestar. Pero los mercados han decidido que eso se acabó. Y se pasan por el arco de triunfo soberanías, parlamentos y la democracia misma con la servil complicidad de gobiernos y la de los grandes partidos que los sostienen.

En tal situación de agresión contra la ciudadanía, esos gobiernos pierden toda legitimidad. Y, ante gobiernos sin legitimidad que violan derechos solo cabe resistencia ciudadana no violenta y desobediencia civil. E insumisión ante los nefastos acuerdos intergubernamentales que han impedido construir la Europa de la ciudadanía y de los pueblos desde el tratado de Maastrich de 1992 hasta el de Lisboa de 2009.

¿O dejan otro camino?

Mandan los hechos (o deberían)

La crisis ha dejado claro que este sistema político actual no nos sirve. No sirve porque el poder está en las grandes empresas que nadie ha elegido, especialmente la gran banca y los millonarios fondos de inversión que gestiona. Ese poder controla los mercados financieros y la economía, chantajea a los gobiernos e impone duros planes de ajuste que nadie ha votado, pero se sufren. La crisis muestra que la democracia ha sido vaciada.

Saramago decía que vivíamos en una burbuja de apariencia democrática donde el poder estaba en las grandes instituciones financieras internacionales. La crisis ha demostrado que es así. Esta  democracia se ha convertido en un escenario de marketing político que camufla, maquilla y justifica la dictadura del capital, el totalitarismo del dinero. Por eso la política que se perpetra en Europa  nunca sirve a la ciudadanía sino todo lo contrario.

En la series televisivas CSI en Las Vegas y CSI en Nueva York (cuyos protagonistas son científicos), se oye con insistencia una frase durante las investigaciones de hechos criminales: “Mandan las pruebas”. Es decir, lo que determina que ha ocurrido son los hechos, los datos, las evidencias; no las impresiones, sensaciones, prejuicios, intereses bastardos o corazonadas. Las pruebas.

Pues bien, no siendo ciencia exacta (de hecho ni siquiera ciencia, solo saber), en economía han de pesar los hechos y los datos en la toma de decisiones, al aplicar políticas concretas. Pero en la Unión Europea no es así. Se pasan los hechos por el forro. ¿Qué dicen esos hechos?

Hecho. Se desató una crisis monstruosa por la codicia desmedida de una minoría; una crisis posible porque se había suprimido toda regla, norma y control de los movimientos de capital por el mundo; unos movimientos más y más especulativos.

Hecho. La especulación se dispara hasta el punto de que por 1 dólar invertido en la economía productiva 70 dólares se dedican a especular. A la muy minoritaria clase dominante (la minoría rica) solo le interesan  grandes beneficios de casino financiero conseguidos a muy corto plazo; no les interesa la economía real.

Hecho. Estalla la crisis de las hipotecas-basura, muestrario de desmedida codicia, desvergüenza bancaria y muy oscuras actuaciones del poder financiero. Muchos bancos se arruinan o quedan muy dañados, pero los gobiernos acudieron a rescatarlos con ingentes cantidades de dinero público. No podían permitir  -dijeron- que los bancos se hundieran, pues se hundiría la economía.

Hecho. Los bancos recibieron billones de dólares y euros. Pero no se restableció el crédito. La banca rescatada y el núcleo duro del mundo financiero dedicó el dinero recibido a reparar balances y a especular más y más; con deuda de estados por ejemplo.

Hecho. La economía productiva empezó a retroceder. Sin parar. No fluía el crédito necesario y las empresas de la economía real, al no disponer de financiación, reducían  gastos, recortaban personal, congelaban salarios, cerraban… El paro empezó a aumentar peligrosamente.

Hecho. En la Unión Europea cobra protagonismo que la deuda de los estados es excesiva y origen de todos los males. Hay que controlar el déficit, reducir las deudas soberanas (deudas contraídas por rescatar bancos, por cierto). Desde Alemania y Francia, con la total complicidad de la Comisión Europea y el BCE, se impone una nueva verdad revelada: el único camino de salvación es la austeridad.  Una austeridad que empobrece a la ciudadanía, reduce la demanda y frena la actividad económica hasta detenerla.

Hecho. Tiempo después, la austeridad solo ha conseguido más paro, contracción económica,  recesión, pobreza y mucho sufrimiento. Pero la Comisión Europea, el BCE y los gobiernos europeos insisten con medieval tozudez en “mantenella i no enmendalla”. Austeridad y ajustes fiscales.

Hecho. La Depresión de 1929 se superó y resolvió con buena nota estimulando la economía y con una muy notable intervención estatal. El Estado tanto aportaba dinero para relanzar la actividad económica como la regulaba y controlaba la economía. Y el mundo (occidental, sobre todo) volvió a funcionar. Tenemos las pruebas.

Hecho. En la UE, algunos mandatarios empiezan a poner en cuestión tanta austeridad y ajuste fiscal (Van Rampuy, Mario Monti…) y osan pedir tímidamente estímulos para recuperar la actividad económica. Salvo Rajoy I de España, además de la Merkel, claro.

En el Reino de España, un hecho innegable e incontrovertible es que el paro está desbocado, aumenta sin control y ninguna presunta medida adoptada contiene esa sangría. Ni la funesta reforma laboral (todo lo contrario), ni los grandes recortes sociales han conseguido otra cosa que empeorar el panorama. Según la Encuesta de Población Activa (EPA), en el primer trimestre de 2012 en España hay 5.639.500 parados. Es un 24,44% de población activa, la cuarta parte. Y el país en recesión, sin vislumbrar el final del túnel.

Pero Rajoy, erre que erre. Austeridad. Más que nadie.
La austeridad nos ha llevado y nos lleva al desastre. La cerrazón de este gobierno a otra política que no sea recortar y recortar le resta legitimidad. Pierde legitimidad porque  ellos son los representantes, no los dueños. Los dueños de la soberanía somos nosotros, ciudadanos y ciudadanas. Pero esa verdad incontestable se la pasan por el forro.

Si son ilegítimos, ya no tenemos porque obedecerlos. Votar cada cuatro años no es entregar un cheque firmado en blanco. No en democracia de verdad.

En Islandia la ciudadanía dejó que los bancos cayeran y han metido en la cárcel a algún responsable de la crisis económico o político que otro, se han pasado por el arco de triunfo la política de austeridad dominante y no les va tan mal.  Habrá que tomar buena nota.

Mandan los hechos.